Desahucio emocional

Desahucio emocional

Texto

11/4/2018

Estoy cansado. Cansado de que mi cabeza dé vueltas sin parar y de que mis ojos luchen continuamente por contener mis lágrimas, las cuales intentan aferrarse a mis pupilas, obteniendo como resultado el acabar como gotas de lluvia en un cristal. Tengo miedo de perder lo que tanto me ha costado conseguir, o de comprobar que ya no es mío. Miedo a que, incluso, me traicione mi soledad, cada vez más presente en mi vida. Miedo de que mi ilusión se desmorone como un castillo de naipes y mi corazón intente aferrarse a algo que no puede ser, que nunca llegaré a conseguir plenamente. Estoy dolido porque cada vez se aleja más de mí la esperanza de ser feliz, de conseguir salir de esta locura que me atormenta, de ese océano de dudas que azota violentamente mi alma. Estoy roto. Roto por dentro y cerca del desahucio por fuera. El nudo que atenaza mi estómago va extendiéndose inexorablemente por mi alma haciendo cada día más insoportable que el anterior. Indeciso porque ya no sé si dirijo correctamente todo el amor que llevo dentro. Atormentado por perder lo que creo haber encontrado y que llevo buscando toda mi vida. Mis manos están temblorosas, mi corazón acelerado. Debo dejar de escribir o la demencia se apoderará de mi mente y mi alma. No me queda consuelo, tan sólo esperar que el tiempo dicte su sentencia y que un día decida cerrar mis heridas. O quizá, mi destino sea llorar lágrimas de sangre... No sé si he logrado plasmar mis sentimientos en estas líneas, pero es cercano a cómo me siento en estos momentos: en desahucio emocional. Última versión: 11 de abril de 2018